Lattafa Khamrah Dukhan Eau de Parfum 100 ml

Lattafa Khamrah Dukhan Eau de Parfum es mucho más que una fragancia es una experiencia olfativa ritual, una manifestación contemporánea del poder ceremonial del humo en la cultura árabe. Inspirada en el ancestral arte del dukhan, una técnica tradicional que consiste en perfumar el cuerpo y el ambiente con humo aromático antes de ocasiones importantes, esta creación de Lattafa canaliza siglos de historia, espiritualidad y elegancia en cada rocío. Está diseñada para almas intensas, místicas y seductoras que buscan algo más que un aroma: buscan una firma olfativa que hable por ellas. La fragancia se abre con un acorde embriagador donde la canela cálida y picante se fusiona con la nuez moscada y la frescura de la bergamota. Este comienzo especiado y vibrante actúa como un preludio lleno de energía y profundidad. Es una entrada ardiente y embriagante, que de inmediato nos sumerge en un entorno exótico: como si se atravesara el umbral de un templo sagrado donde las resinas y especias flotan en el aire. La bergamota aporta un respiro cítrico y fresco, pero es rápidamente absorbido por la calidez dominante del corazón. El corazón de Khamrah Dukhan es decididamente adictivo y decadente. Las notas de dátiles maduros y praliné aportan una dulzura aterciopelada y envolvente, perfectamente equilibrada por la untuosidad de la haba tonka y la profundidad de la tuberosa. Es una combinación que evoca postres árabes tradicionales, refinados y exquisitos, pero sin ser excesivamente gourmand. Aquí no hay nada infantil ni empalagoso: es dulzura adulta, compleja y rica. El praliné da cuerpo, la tonka da alma y la flor blanca exhala una elegancia narcótica. Esta sección del perfume es donde se asienta su carácter seductor. A medida que se desarrolla la fragancia, el fondo revela el verdadero espíritu de la composición. El ámbar dorado, con su calidez resinosa, se funde con la vainilla, el benjuí y la mirra, creando una base mística y luminosa. Pero es el oud, denso y leñoso, y la madera de gaiac, con sus matices ahumados, los que transforman esta fragancia en algo profundo, hipnótico y ceremonial. El incienso no aparece como nota suelta, sino como un velo etéreo que lo une todo: aporta gravedad, introspección y ese aire sagrado que transforma este perfume en una experiencia espiritual. Es aquí donde el dukhan se manifiesta con plenitud: una nube de humo perfumado, densa pero refinada, que no invade sino que envuelve.