Jas habita en esa tierra incierta entre la infancia y la adolescencia cuando pierde a su hermano en un accidente mientras esquía. El dolor del luto se suma a la ya de por sí dura tarea de hacerse adulta y Jas, que se siente abandonada por su familia, se entrega a sus impulsos para sobrevivir. Invoca a su hermano en extraños rituales, se pierde en compulsivos juegos eróticos, se desahoga torturando animales y fantasea con Dios y «el otro lado» en una búsqueda de sí misma y de alguien que la rescate.